miércoles, 27 de abril de 2016

Nadar en Aguas Abiertas (Parte 3). Entrenar en mar - piscina.

En este Post, seguimos hablando de nadar en aguas abiertas, como en dos post anteriormente publicados:
Parte 1: http://rubengutierrezswim.blogspot.com.es/2012/11/natacion-en-aguas-abiertas-parte-1.html
Parte 2: http://rubengutierrezswim.blogspot.com.es/2012/12/natacion-en-aguas-abiertas-parte-2.html

Nadar en Aguas Abiertas es mucho más complicado que nadar en “aguas cerradas” o piscina, por la sencilla razón de que en la piscina el entorno es estable y en la medida de nuestras posibilidades, controlado.
Esto quiere decir: la temperatura del agua es constante, y sabemos de ante mano el rango de temperaturas entre las que estará. No hay oleaje, excepto el que producimos nosotros mismos, en las salidas, los virajes, etc. La profundidad es estable. El agua es transparente, y vemos la línea del fondo, que nos indica por donde debemos ir, nos avisa de la llegada a la pared,... esta pared, además se ve. Y generalmente estamos solos en una calle de un ancho considerable, delimitada por corcheras, sin que nadie nos moleste o interrumpa.
Todo esto desaparece en la Aguas Abiertas, pasando a ser un entorno además de extraño (nuestro medio natural es la tierra), variable:
- La temperatura no siempre es la misma, puedes competir desde aguas cálidas a más de 30 grados; a aguas gélidas a unos 17 grados (las piscinas climatizadas rara vez bajan de 27), incluso a aguas por debajo de los 13 grados si la prueba es con traje de neopreno.
- Hay oleaje. Y este oleaje nunca es igual, ya que pueden ser olas cíclicas típicas de la orilla del mar, olas de mar de fondo, olas producidas por viento, etc... Estas últimas se dan mucho en los Pantanos y Lagos, en los que si alguien os dice que allí no hay olas, es que no ha nadado nunca en ellos.
- La profundidad varía, pudiéndote encontrar con playas poco profundas donde los primeros 50 o 75 metros los recorres corriendo con el agua por las rodillas, a playas donde nada más entrar en el agua, ya te cubre por completo.
- El agua puede ser transparente (Estrecho Gibraltar, Costa Almería,...) y se ve el fondo, el resto de nadadores,... O puede ser casi opaca, no dejándote ver a un metro de tus ojos (lo normal en Pantanos, Ríos,...). Aún si el agua es transparente, e incluso cristalina, no hay línea de fondo, por lo que no vemos si nadamos en línea recta o nos vamos torciendo.
- En el mar es muchísimo más complicada la orientación espacio temporal. La orientación espacial ya hemos visto en el punto anterior, que no tenemos línea de fondo y no sabemos hacia donde nadamos. Pero también carecemos de orientación temporal, ya que al nadar en aguas abiertas, no podemos controlar los metros que llevamos, no podemos ir contando piscinas, así que no sabes si llevas 400m o 950m, perdiendo de este modo, totalmente la orientación del tiempo que llevas nadando.
- No sabemos hacia donde tenemos que nadar, a menos que saquemos la cabeza del agua, miremos hacia la boya, y consigamos verla. Si sacamos la cabeza “lateralmente” para respirar, no lograremos ver las boyas de señalización. Así que tenemos que sacar la cabera de manera frontal, mirando hacia delante. Pero si levantamos la cabeza para hacer esto, las piernas se nos hundirán, dificultando y ralentizando nuestro avance. Además cuando más veces saquemos la cabeza así, más se nos cargaran los músculos del cuello, que no están acostumbrados a este movimiento.
- Y para terminar de arreglar las cosas, generalmente no estarás nunca o casi nunca nadando solo. En las salidas estarás rodeado de una marabunta de nadadores que todos parecen querer ir por donde tú has decidido tirar. Luego tendrás nadadores pegados a tus pies, golpeando estos en casi cada brazada. O nadadores nadando en paralelo contigo, rozándose casi como si fueran una dinamo y tú la rueda de la bicicleta. Y si por casualidad en algún momento te encuentras solo, rápidamente pararas y buscaras a alguien, con la duda de si abras equivocado el camino.

Si después de todos estos condicionantes y desventajas, aún quieres seguir nadando en el mar, es que eres de los míos!!!

A pesar de todo, y aunque nos guste nadar en el mar, si quieres obtener mejores resultados en las pruebas de aguas abiertas, se hace prácticamente imprescindible ir a entrenar a la piscina. Además de es imposible entrenar todos los días en el mar, debido a temporales, días de mucho viento u oleaje, muy bajas temperaturas del agua en invierno,... La piscina nos reporta una serie de beneficios, tales como:
- Realizar trabajos específicos para mejorar la técnica de nado.
- Desarrollar y mejorar la capacidad aeróbica a través de las series.
- Trabajar el sentido del ritmo, y la percepción de la distancia, a través de la repetición de series de los mismos metros, controlando el tiempo empleado y los descansos.
- Aumentar nuestra confianza en un medio extraño, como es el agua, en un entorno controlado y con la seguridad adecuada (socorristas, primeros auxilios,...).
Cuanto mejor trabajemos y desarrollemos estos aspectos en la piscina, más preparados estaremos para afrontar las situaciones cambiantes que podemos encontrarnos en las aguas abiertas, evitando posibles bloqueos, agobios, etc.
En la piscina también podemos realizar entrenamientos específicamente destinados a mejorar nuestro rendimiento de cara al nado en aguas abiertas. Como podría ser:
- Simular las salidas de las pruebas de Aguas Abiertas, realizando series de velocidad (25m) nadando dos por calle, saliendo simultáneamente uno a cada lado de la calle. De este modo será más difícil respirar, ya que aumenta la probabilidad de tragar agua, dificultándonos mucho más el avance que si estamos solos en la calle, o vamos a pies de nuestro compañero.
- Trabajar el nado con longitudes de brazada muy amplias, creando la mínima resistencia al avance, buscando el mínimo de fatiga, aunque el ritmo sea algo inferior. Esto nos ayudara a nadar en condiciones desfavorables, como oleaje de resaca, mareas en contra,...
- Entrenamientos de series de nado intenso, donde alcancemos umbrales de sufrimiento por encima de los que podemos encontrar en las pruebas de la distancia que nadamos en Aguas Abiertas. Esto nos aportara una mayor fortaleza mental, imprescindible al afrontar situaciones adversas.
- También podemos simular el nado en el mar, realizando ejercicios de nado con respiración frontal, nadar con los ojos cerrados durante 4 o 5 ciclos de brazada y después abrirlos, controlando si nos hemos desviado o chocado con la corchera,...

A pesar de todos los aspectos que podemos entrenar en la piscina, el entrenamiento en el mar también es totalmente necesario, ya que de este modo entrenaremos el control de la respiración en función de las necesidades (con oleaje es necesario exagerar el rolido, para sacar más la cabeza y poder respirar lateralmente sin tragar agua; respirar solo por un lado, por el que no entran las olas,...). Sentiremos que flotamos más en el mar que en la piscina, debido a la densidad y salinidad de las aguas. Sentiremos que respiramos mejor, por la ausencia de cloro en el agua. Trabajaremos la orientación espacio-temporal, totalmente distinta en aguas abiertas que en la piscina. Sentiremos el gusto de la sal en la boca durante toda la prueba o el entrenamiento. Además de acostumbrarnos al nado con el traje de neopreno, que nos limita enormemente la movilidad de hombros, y con el que tendremos a sensación de ir mucho más comprimidos y sin libertad.

2 comentarios:

  1. "saquemos la cabeza del agua, miremos hacia la boya, y consigamos verla". Por este orden, uno se da cuenta que el proceso que lleva a "consigamos verla" se hace más complicado de lo que pueda parecer.

    ¡Te has dejado las medusas! Esas entrañables (entendiendo que sus tentáculos pueden llegar hasta tus entrañas) criaturas que nos acompañan de vez en cuando y, a pesar de todo, estaban en el mar antes que nosotros. También son un aliciente en las travesías puesto que si aparecen en ellas tenemos que ir más deprisa para que no nos alcancen con la subsiguiente mejora en nuestro rendimiento...

    ¡Buen artículo!

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    1. Buenas Xavier Galiana.

      Totalmente cierto lo de las Medusas...
      Lo que pasa es que donde yo suelo entrenar, las que hay no pican. Te puedes chocar con ellas, o golpearte contra ellas, y no te pasa nada, solo el susto. Y digo susto porque las he llegado a ver de metro y medio de largo, desde la cabeza hasta el final de los tentáculos; y de metro y pico de diámetro de cabeza.
      Aunque no suelen ser tan grandes, si son como 3, 4 o 5 veces las normales que pican. Lo que unido a que el agua suele estar algo turbia (debido a los barcos de pesca que remueven el fondo), hace que las veas cuando están a 1 metro de ti, o menos. El susto no te lo quita nadie.

      Nadando en Menorca, y Valencia, si he tenido "encuentros" con las otras, con picaduras incluidas... Muy agradables estas criaturas.

      Saludos.

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